Rolling Stones - 1972 - Exile On Main Street


Uff, este disco sí que me hizo pensar, ¿Por qué estoy escuchando esto?, ¿la nostalgia me está invadiendo?, no es la nostalgia, ¿puede ser la vejez?, yo creo especialmente es por la falta de buenas bandas actuales, llámenlas nuevas bandas o como quieran. Muy pocas, veces en los últimos tres años, volví de la disqueria a mi casa puse el CD y me dije, faaa son buenos…

Pero bueno hoy les quiero compartir: Exile On Main Street Rolling Stones – 1972, este disco lo escuchaba en mi época de secundaria, con mi walkman sony, siempre me llamo la atención la diferencia que había entre Steel Wheels 1989(uno de los primeros disco que escuche de los Stones en 1992) y Exile On Main Street, como pudieron cambiar tanto su sonido, es una banda que se amoldo a cada una de las decadas.

Después de haber publicado discos como Beggar's Banquet y Let It Bleed a finales de los 60, y tras el impacto de Sticky Fingers (1971), en 1972 los Rolling Stones editan Exile On Main Street (Exilio en la calle principal), donde el grupo demostró su admiración por el blues, soul y rock'n'roll.

Para algunos es el último gran disco de los Stones, un álbum doble (reeditado en un solo CD), grabado en condiciones de drogas, alcohol, orgias, disputas, pasotismo..., y quizá no uno de los más conocidos. Incluye pocos éxitos o temas más famosos, quizá Tumbling Dice, sea el más reconocido por el gran público. Un disco por descubrir...


La labor de composición de uno de los álbumes mejor valorados de la carrera (tal vez el mejor) de una banda tan mítica como los Rolling Stones es casi un milagro. A mediados del año 1971, el fisco británico está pisando los talones a la banda, y Scotland Yard no ceja en su intento de poner coto al enorme negocio ilegal de drogas que rodeaba al grupo como una decadente corte representativa de los más excesivos tiempos del "sexo, drogas y rock'n'roll". Así que los Stones se "exilian" en Niza. Un Keith Richards casi constantemente colocado utiliza sus momentos de lucidez para dejarse seducir por los ritmos del blues y el gospel, unos Charlie Watts y Bill Wyman están casi siempre desaparecidos en combate, y un Mick Jagger disfruta de su reciente aceptación en la alta sociedad que se refugiaba en la Costa Azul, grabando en sus pocos ratos libres. Con todos esos mimbres, parapetados en una inmensa mansión, viviendo excesos día a día rodeados de músicos, aristócratas, vividores y camellos, entrando de cuando en cuando en un camión preparado como sala de grabación aparcado en la calle, consiguen casi un imposible: quizá su obra maestra, un disco doble para la historia.

Aunque la calidad del trabajo es indiscutible, hay que reconocer que mucha de su leyenda proviene de su azarosa composición. Una composición que se tomaba como un elemento más de una forma de entender la vida: en efecto, en aquella mítica mansión en la que se vivía al límite, en ese infernal paraíso de drogas, sexo y decadencia, grabar una canción era un elemento más, y no el más importante, del día a día. Una grabación en la que un Keith Richards totalmente enganchado a la heroína se derrumbaba en mitad de una toma. También hay que reconocer que bastante material era antiguo, y que fue recuperado para la ocasión, lo cual hace que se pierda un poco de la quizá innecesaria leyenda y se pueda valorar más si cabe el trabajo desde el punto de vista musical. Porque el disco está considerado desde hace mucho tiempo como uno de los álbumes más completos y ejemplificadores de la historia del rock'n'roll, y en el que se encuentran algunas de las mejores canciones en la historia de la banda, como Tumbling Dice, o Rocks Off. Y es que el disco es un sorprendente y necesario viaje por la historia del rock, el modo que tienen los Stones de mostrar sus influencias y su fuerza como catalizadores, lanzando miradas al blues (Shake your hips), a los inicios del rock (Rip this joint), al country de obvia raigambre norteamericana (Sweet Virginia), al gospel (Shine a light)... a todos los géneros, tan caros a unos jóvenes que no sabían que años después serían la banda de rock'n'roll más grande del mundo y que con este trabajo regresarían a los recuerdos de su adolescencia y a los sonidos que les hicieron músicos.

"Mientras nosotros grabamos nuestro London Calling completamente sobrios, los Rolling Stones grabaron Exile on Main Street completamente borrachos. Quizá por eso es tan bueno", diría Jo Strummer, la voz de The Clash. Curiosa, y probablemente cierta, definición para este disco mítico de una de las bandas más importantes de la historia del rock en sus mejores años como músicos. Un disco que, tras el enorme Sticky Fingers, fue recibido con total frialdad por la crítica, pero que poco a poco se fue ganando a los fans de la banda y acrecentándose su leyenda con el tiempo.

Exile on Main St.
[LP 1]
-Rocks Off (4:32)
-Rip This Joint (2:23)
-Shake Your Hips (2:59)
-Casino Boogie (3:33)
-Tumbling Dice (3:45)
-Sweet Virginia (4:25)
-Torn & Frayed (4:17)
-Sweet Black Angel (2:54)
-Loving Cup (4:23)
[LP 2]
-Happy (3:04)
-Turd on the Run (2:37)
-Ventilator Blues (3:24)
-I Just Want to See His Face (2:52)
-Let It Loose (5:17)
-All Down the Line (3:49)
-Stop Breaking Down (4:34)
-Shine a Light (4:14)
-Soul Survivor (3:49)

1972. Rolling Stones Records - Atlantic
Compuesto por Mick Jagger y Keith Richards.
Producido por Jimmy Miller.

El quinteto:

*Mick Jagger – Vos, Guitarras, Armónica.

*Keith Richards - Guitarras y coros

*Mick Taylor - Guitarra, bajo y coros

*Bill Wyman - Bajo y coros

* Charlie Watts - Batería

Se encuentra acompañado por nombres habituales como Ian Stewart, Nicky Hopkins, Bobby Keyes, Billy Preston o Jim Price, entre otros.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Exile_on_Main_St.

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